El 28 de enero se celebra el Día Internacional de la Protección de Datos. Originalmente esta jornada fue establecida en el 2006 por el Comité de Ministros del Consejo de Europa y su objetivo fue impulsar el conocimiento sobre los derechos y responsabilidades que tienen las personas en la materia.
En los últimos años el tema de la protección de los datos ganó mucho interés en la agenda pública. En gran medida esto responde al hecho de que incrementaron los casos de filtraciones no autorizadas de información confidencial. Esto se vincula con la sofisticación de los ataques por parte de organizaciones delictivas que se dedican al ciberdelito.
Por ejemplo, según reportes elaborados por organismos internacionales durante el 2022 se incrementaron 38% los ciberataques en comparación al año anterior a nivel global. Y un informe de 2023 afirma que Latinoamérica sufre 1.600 ciberataques por segundo, y que en la región el ransomware es el principal tipo de ataque (15% del total). Al mismo tiempo otro estudio encontró que el 69% de las organizaciones latinoamericanas padeció algún incidente de seguridad durante el último año.
Empresas: por qué contratan hackers
Se sabe que las empresas que son pirateadas a veces pierden millones de dólares. Además, ven dañada su reputación, exponen información corporativa y enfrentan problemas legales por no poder proteger los datos de sus clientes. También se conocen casos de compañías que pagaron grandes sumas de dinero como rescate a partir de un ataque de ransomware, a fin de volver a estar operativas y evitar que los ciberdelincuentes expongan datos sensibles.
Para eludir estos graves problemas las empresas desarrollan estrategias de ciberseguridad cada vez más conscientes y rigurosas, que involucran diferentes desarrollos y tecnologías, entre ellas, la inteligencia artificial. Y como parte de estas estrategias preventivas, cada vez más compañías buscan anticiparse y les pagan a “hackers éticos” para que les ayuden a detectar vulnerabilidades en sus sistemas y reforzar sus defensas. En otras palabras, los contratan para que efectúen pruebas de penetración de sus aplicaciones y sistemas, de modo tal de detectar brechas de seguridad y poder solucionarlas antes de que sean aprovechadas por los ciberdelincuentes.
Hackers éticos
Mediante las pruebas de penetración los hackers atacan los sistemas de las compañías que los contratan, y buscan descubrir problemas que luego podrán ser resueltos por los desarrolladores de la empresa.
Por otra parte, hay compañías que lanzan programas de recompensas por errores, a partir de los cuales ofrecen dinero a personas expertas en tecnología para que detecten vulnerabilidades dentro de sus sistemas y les alerten sobre las mismas.
A los expertos que realizan estas tareas se los conoce como “hackers éticos” o “hackers de sombrero blanco” porque trabajan con fines benéficos. Así se diferencian de los hackers de sombrero negro, que son los ciberdelincuentes que buscan el rédito personal.
De tal manera, los hackers éticos ayudan a las empresas a descubrir puntos débiles en su ciberseguridad y de esta forma les permiten mejorar sus estrategias defensivas.
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